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Características de un agente inmobiliario.

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Un agente inmobiliario debe reflejar ciertas características que lo definan como un auténtico profesional del sector y transmitir valores que lo distingan. Siendo capaz de trasladar sus cualidades y habilidades personales al plano profesional para así obtener el máximo beneficio posible.

Un agente inmobiliario es mucho más que un vendedor de propiedades, es un profesional cualificado para la eficaz gestión de todos los procesos implicados en la actividad inmobiliaria.

Un agente inmobiliario no solo debe contar con cualificación y experiencia, también debe reflejar ciertas características que trascienden el plano estrictamente profesional.

No existe como tal un modelo exacto de agente inmobiliario ideal, aunque a través del conjunto de ciertas características podemos dar con el perfil idóneo.

Generar sinergias positivas.

Es menester que el agente inmobiliario esté en permanente contacto con otros colegas del sector, como también con otras inmobiliarias, para así lograr generar sinergias positivas.

La red de contactos del agente inmobiliario no solo debe ceñirse al objetivo de conseguir potenciales clientes, también debe contemplar el vincularse a personas que tanto directa como indirectamente pueden eventualmente ayudarle en su gestión profesional.

Si bien sus colegas serán la referencia para generar sinergias positivas, el agente inmobiliario también debe vincularse a personas que trabajan en organismos públicos, bancos, gestorías, notarías y demás sitios en dónde se desarrolla su actividad profesional.

Autogestionarse satisfactoriamente.

El principio de auto-gestión para un agente inmobiliario cobra un significado especial, porque su profesión parte precisamente de dicho principio.

No se concibe en modo alguno a un agente inmobiliario incapaz de autogestionarse, tanto éste desarrolle su actividad de forma independiente (freelance) como si está directamente vinculado a una agencia inmobiliaria.

El agente inmobiliario que se autosugestiona satisfactoriamente no solo logra un alto grado de independencia laboral, también logra generar las condiciones óptimas a nivel funcional para la agencia inmobiliaria.

La ética profesional.

En los países en dónde la actividad profesional del agente inmobiliario no está regulada a nivel gubernamental, la ética se convierte en un aspecto enteramente personal y corre por cuenta de cada uno el cómo ejercer su profesión.

No obstante, hay ciertos principios intrínsecamente vinculados a la actividad profesional inmobiliaria, los cuales deben tener presente los agentes. En tal sentido, la honestidad y la transparencia son dos valores retribuidos de forma positiva, los cuales a mediano y largo plazo representarán para el agente inmobiliario un plus añadido a su imagen profesional.

Imagen personal.

La imagen personal de un modo u otro transmite ciertos rasgos específicos de la personalidad de un individuo, y en el caso de un agente inmobiliario será un factor que tendrá en cuenta sobremanera por su importancia.

La imagen personal representa en muchas oportunidades el rechazo o la aceptación, y si fuera el caso que se convierte en factor negativo a posterior será muy complicado de revertir.

Para un agente inmobiliario el cuidar su imagen personal no solo representa el vestir, también debe prestar atención a su pulcritud y su aseo personal en general. En nuestras sociedades, y contrariamente a lo que dice el dicho popular, “el hábito sí hace al monje”.

Asertividad y proactividad.

El agente inmobiliario debe ser asertivo en todas sus acciones, y también aprender de sus errores para lograr así mejores niveles asertivos en el desarrollo de su profesión; no debe confundir una alta autoestima con un ego mal gestionado.

Tampoco se puede permitir la pasividad como estilo de trabajo, y su actitud debe ser proactiva y orientada al resultado. Su actitud siempre ha de estar dirigida a la consecución de sus objetivos, previendo eventuales contratiempos y estando en permanente estado de alerta percepción.

Así, el agente inmobiliario logrará mejores resultados y estará siempre predispuesto al logro.

Estar al tanto de las novedades del mercado.

El agente inmobiliario debe estar al día de las novedades del mercado, como también de los diferentes hechos que puedan eventualmente incidir en el mismo, ello se resume en estar informado.

Al mismo tiempo, es menester que el agente inmobiliario esté al tanto de las modificaciones en la normativa legal, algo muy importante y que le permitirá gestionar sus ventas de forma más efectiva.

Seguir en constante proceso de mejora.

Ello implica que el agente inmobiliario debe estar permanentemente en la búsqueda de la excelencia personal, e implica tanto la formación profesional como la mejora de la habilidades personales que posea.

Un agente inmobiliario no puede ni debe conformarse con su nivel de formación, como tampoco procede que caiga en la desidia. Un profesional nunca termina de formarse y tampoco se conforma con las habilidades que tiene, siempre está en un constante proceso de aprendizaje y perfeccionamiento.

Mejorar sus habilidades sociales.

El agente inmobiliario debe ser capaz de aplicar todo el abanico de elementos comprendidos dentro de las denominadas habilidades sociales.

Si un agente inmobiliario no fuera capaz de hacerlo de forma natural, deberá contemplar el trabajar seriamente sobre ello y adquirirlas, porque el carecer de habilidades sociales será mucho más que una dificultad para el efectivo ejercicio de su profesión.

La negociación y la comunicación.

El agente inmobiliario deberá tomar la negociación como parte de su día a día, y no solo con sus clientes, también con los diferentes actores de su entorno.

El negociar de forma efectiva es una necesidad para el agente inmobiliario, como también lograr comunicarse satisfactoriamente con su entorno.

Tanto la negociación como la comunicación son valoradas como herramientas, y si no se cuentan con ellas se pueden adquirir.

La especialización del agente inmobiliario.

El agente inmobiliario conviene esté especializado, tanto en un área específica de actuación profesional como en una zona de posicionamiento geográfico.

Podemos establecer que es una sola lectura de dos factores intervinientes: la especialización específica en un área profesional como puede ser la de inmuebles comerciales, y al mismo tiempo estar especializado en un ámbito geográfico específico.

Tanto la especialización profesional como la geográfica, permitirán al agente inmobiliario convertirse a través del tiempo en un referente.

Tiene que amar su profesión.

Es fácil detectar en cualquier profesional si realmente ama lo que hace o no. La pasión del profesional que ejerce su actividad se siente y, al mismo tiempo, si éste no disfruta con el ejercicio de su profesión también se nota.

El agente inmobiliario en modo alguno es la excepción, y éste debe transmitir su pasión por el ejercicio de su profesión, ser entusiasta y contagiar dichos estados de ánimo a su entorno. El compromiso profesional del agente inmobiliario comienza consigo mismo.

Dominar las nuevas tecnologías.

Para ser un gente inmobiliario efectivo es muy importante dominar las nuevas tecnologías, como también ser buen conocedor del mundo social media.

No basta con saber utilizar un CRM Inmobiliario o una base de datos y no alcanza con tener cuentas en las principales redes sociales.

El agente inmobiliario debe conocer en profundidad los diferentes software de gestión, debe ser un usuario avanzado de los sistemas informáticos y debe ser el Community Manager de su propia estrategia de Branding en las redes sociales.

Resiliencia y adaptación al cambio.

Es clave para el agente inmobiliario lograr superar satisfactoriamente las circunstancias adversas que se puedan, eventualmente, presentar tanto en el ejercicio de su profesión como en su vida privada (resiliencia).

La flexibilidad también será una característica de su persona, no reaccionará con desconcierto ante el cambio ni permitirá que las circunstancias lo abrumen.

La falta de capacidad para procesar satisfactoriamente los cambios de su entorno y profesión, serán factores potencialmente limitadores para el agente inmobiliario.

Dominar y perfeccionar su habilidades.

Todas las habilidades personales con las que cuente un agente inmobiliario pueden eventualmente serle de utilidad en el ejercicio de su profesión. Desde un permiso de conducir hasta dominar con plenas competencias otro idioma que no sea el materno pueden serle de gran utilidad.

A nivel profesional, y no solo circunscrito al ámbito inmobiliario, el poseer diferentes habilidades personales o adquirirlas se convierte en una ventaja funcional.

Ordenado y constante.

La constancia y orden en cualquier ámbito de la vida reditúan grandes dividendos a diferentes niveles, y en el caso del agente inmobiliario ordenado y constante ello le permitirá aumentar sus niveles de productividad de forma exponencial.

Para lograr un nivel de alta productividad, el agente inmobiliario debe también ser capaz de establecer prioridades y ejecutar sus tareas en relación a ellas, también obteniendo como factor derivado una buena gestión del tiempo.

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